Una de las leyes más polémicas que han existido en nuestro país es la del  llamado “impuesto al sol”, que se aprobó en el año 2015 y que permaneció en vigor hasta 2018. Consistía en una tasa que debía pagarse por el autoconsumo de energía, es decir, por el simple hecho de estar conectados a la red eléctrica. Un recargo que terminó por desincentivar la instalación de placas fotovoltaicas entre particulares.

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¿En qué consistía el impuesto al sol y quién los pagaba?

El RD 900/2015 regulaba las condiciones administrativas, técnicas y económicas de las instalaciones de autoconsumo eléctrico. Para imponer esta tasase argumentó que, al estar conectadas a la red eléctrica, estas instalaciones también recurrían a ella cuando la producción de energía solar no era suficiente. Por ejemplo, por la noche o en días nublados o lluviosos.

Este impuesto debían pagarlo todos aquellos consumidores que tuvieran una instalación fotovoltaica destinada al autoconsumo, salvo en instalaciones con potencias inferiores a 10 kW o aisladas de la red eléctrica, y consumidores de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias. Se cobraba a través de la factura de la luz, junto con el total del importe emitido por la empresa comercializadora.  Dentro de ella encontrábamos dos conceptos distintos:

  • Potencia: se aplicaba en instalaciones de gran tamaño, por encima de los 100 kW, o cuando la instalación contaba con baterías de almacenamiento.
  • Consumo energético: se aplicaba a la diferencia entre la energía generada por los paneles solares  y el excedente que se vertía a la red eléctrica convencional.

¿Por qué se derogó el impuesto al sol?

El impuesto al sol fue eliminado en el año 2018, suprimiendo así la principal traba que impedía el desarrollo del aprovechamiento de la energía solar, generada por paneles fotovoltaicos, y que desmotivaba el autoconsumo. 

Pero además, la derogación vino acompañada de otras medidas que tenían por objetivo reimpulsar la energía renovable, como que los excedentes fueran compensados, que se eliminaran las trabas administrativas u que se incentivara el autoconsumo en empresas y comunidades de propietarios.

Ventajas de la eliminación del impuesto al sol

La supresión del impuesto al sol trajo consigo una serie de ventajas, la mayoría de ellas relacionadas con el ahorro y la amortización de la inversión realizada al hacer la instalación. Algunas de las más destacadas fueron las siguientes:

Importante ahorro para las empresas

Como la mayor parte de las instalaciones estaban por encima de los 10 kW, el uso de este sistema se encarecía.

Las gestiones burocráticas se simplificaron

Los consumidores domésticos más grandes percibieron una rebaja muy significativa de sus facturas de electricidad, lo que les permitió continuar con el proceso de producir energía limpia.

El cumplimiento de las metas de autoconsumo energético

Gracias a la derogación, los objetivos se volvieron más realistas. Y es que el impuesto había paralizado numerosas iniciativas por el encarecimiento de los costes.

La amortización de las instalaciones tardaba más tiempo en conseguirse debido a este impuesto.

En algunos casos incluso varios años de diferencia. Gracias a la eliminación del mismo, el plazo se redujo considerablemente.

Sofía Rodríguez Buñuel
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